POR EL VOTO BLANCO EN EL VALLE

EL VOTO EN BLANCO ES EL CANDIDATO
Por Alberto Giraldo Gallego
El Voto en Blanco es un derecho ciudadano que tenemos todos, para expresar nuestra inconformidad o descontento con los candidatos que se han postulado como aspirantes a un cuerpo colegiado o a un cargo uninominal. En el Valle del Cauca, en los últimos años, el Voto en Blanco ha venido creciendo silenciosamente, como una manifestación libre, espontanea, no organizada de muchos ciudadanos y ciudadanas que en la intimidad de nuestra conciencia, a solas y frente al tarjetón, decidimos marcar  el voto en blanco. Cada uno y cada quién tendrá sus razones para hacerlo así. En la última elección a Gobernación del Valle del Cauca, donde salió elegido el depuesto gobernador Hector Fabio Useche, el voto en blanco alcanzo un resultado significativo del 13,7% que equivale a más de 150.000 ciudadanos que marcaron el voto en blanco.
Este resultado paso desapercibido en los medios de comunicación, entre los analistas políticos y por los representantes de la clase política. Aunque se desconozcan las distintas razones que pudieron tener todos y cada uno de estos 150.000 ciudadanos, no obsta para inteligir que estos ciudadanos no fueron inducidos o constreñidos a votar en blanco, a cambio de dinero, de puestos, de contratos, de promesas, de mercados, de materiales de construcción, bajo amenazas o por conveniencias.
En el pasado inmediato el voto en blanco no ha sido inscrito, ni ha tenido comité promotor, ni se le hizo campaña y menos ha obtenido financiación alguna. Quienes hemos venido votando en blanco, lo hemos hecho porque "queremos, podemos y no nos da miedo", haciendo uso de lo más preciado que tenemos los seres humanos, después de la vida, "la libertad" o si se prefiere del "libre albedrío".  Nada más ajeno a las maquinarias, a la politiquería, al clientelismo y a la corrupción que el Voto en Blanco; para que ahora que el voto en blanco crece como bola de nieve y promete arrasar, vengan algunos "amanuenses y consuetas"  de la clase política tradicional y de la clase política emergente, a pretender embadurnar el voto en blanco, hasta tildarlo de antidemocrático.
Hoy muchos y cada vez más ciudadanos, hemos hecho pública nuestra decisión de votar en blanco y hemos enunciado razones, sin acuerdos, ni cálculos políticos, sin precandidaturas, simplemente sumándonos al gran torrente de la inconformidad, para expresar legal y legítimamente nuestra indignación por la afrenta que se nos ha infligido a los vallecaucanos y con el único propósito de que gane el Voto en Blanco como la mejor y quizás la única salida a la crisis del Valle del Cauca. De esta manera, estamos oxigenando la democracia, validando otras formas de participación electoral, ganándole terreno a la abstención y claro, disputándole uno de los escenarios de la participación ciudadana  a las candidaturas de los partidos y movimientos políticos responsables de la crisis, los mismos que acabaron de aprobar el engendro de reforma a la justicia.
Por eso ante la pregunta insistente, reiterada, incisiva y a veces insidiosa, de periodistas, comentaristas y analistas, sobre quién o quienes estamos detrás del voto en blanco y cual es finalmente el candidato del voto en blanco, hay que responder sin titubeos y con convicción que quienes estamos detrás del voto en blanco, somos Pedro, Luis, Miguel, Édgar, Jorge, Alberto, María, Jaime, Carlos, Juan, León, Nieves, Poncho, Gregor, Luis, Pedro, Juan, Efraín, James, Yamel, Aníbal, María Isabel, Margarita, Viviana, Alfonso, Edmundo, Daniel, Antoni, Manuel, Ruben, Nelsón, Humberto, Gabriel, Hector, Henry, Alejandro, Nadia …, etc; ciudadanas y ciudadanos vallecaucanos indignados y que nuestro único y común candidato no es otro que el Voto en Blanco, el mejor de los cuatro candidatos. Y finalmente para que preguntar, ¿quiénes hay detrás, de quienes están en contra del voto en blanco? Ya lo sabemos todos.    

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