Las causas de la crisis del agua en
la ciudad van mucho más allá del intenso verano. Expertos acusan a
Emcali, el Dagma y en general, a las autoridades municipales, por no
prever un problema que se veía venir.
Así
afrontan los habitantes de Altos de Santa Elena la falta de agua que
hay desde hace aproximadamente un mes en este sector del sur de Cali.
Las personas aseguran que los hongos en la piel de algunos niños se
deben a que se tienen que bañar en el río y que este tiene agua
contaminada.
Hoy, 200.000 habitantes de Cali no tienen agua en sus casas. Es
como si toda la población de una ciudad intermedia del Valle, como
Tuluá, estuviera padeciendo de sed.
La razón parece obvia: el intenso verano tiene a los ríos Cali y
Meléndez casi secos y por ese motivo, la plantas de tratamiento de agua
potable La Reforma y Cali no tratan el líquido suficiente para abastecer
a los habitantes de las comunas 18 y 20 (en la ladera), que tienen
problemas en el suministro desde hace un mes.
Pero para la Personería de Cali y para algunos expertos, el problema
también pasa por la imprevisión en la prestación de este servicio
público, cuyos responsables son el Municipio, las autoridades
ambientales y Emcali. A eso se suma la falta de conciencia de los
ciudadanos que tienen el líquido y lo desperdician, así como de quienes
se roban el agua (tanto en la ladera como en la zona plana).
La escasez
El gerente de Acueducto y Alcantarillado de Emcali, Luis Carlos
Cerón, explica que las dos plantas que suministran agua a la zona alta
de Cali están en capacidad de producir suficiente agua potable, “pero
nos falta lo más importante: el agua cruda que viene de los ríos”.
Para poder darles suministro continuo del líquido a las comunas 18 y
20 (Meléndez y Siloé), la planta de tratamiento de La Reforma necesita
captar 440 litros de agua por segundo. En la actualidad, sólo trata 200
litros por segundo. El déficit es de 240 litros.
En el caso de la planta de Río Cali (que abastece a las
comunas 1 y 2), ésta necesita 1.200 litros de agua por segundo y hoy
sólo recibe 900 litros por segundo, lo que significa un faltante de 300
litros.
Esto explica el desabastecimiento al que se han visto obligados todos
los habitantes de la comuna 18 y el 30% de los residentes en Siloé.
Para paliar la situación, Emcali está bombeando de la red baja
(procedente de las plantas río Cauca y Puerto Mallarino, que se
abastecen del Cauca) 200 litros de agua por segundo a la planta de Río
Cali.
Y desde el pasado viernes inició el llenado del tanque 25A, en
Nápoles, a donde llegarán 50 litros de agua por segundo, que servirán
para distribuir agua a los centros de salud de la zona de Meléndez y a
los habitantes de la parte baja de la ladera suroriental.
Adicionalmente, esta semana la empresa llegó con carrotanques a los
barrios con problemas de agua. Para ello contrató tres vehículos
cisterna, que se suman a uno que tiene Emcali y a los que aportan los
bomberos cuando no hay incendios forestales y la Policía.
La imprevisión
Para el personero de Cali, Andrés Santamaría, lo que está sucediendo
con las comunas 18 y 20 es el resultado de la imprevisión de Emcali,
que no estimó hacer obras para garantizar el servicio a todos los
caleños en épocas de verano.
“Es cierto que los ríos Meléndez y Cali están bajos, pero el
río Cauca, aunque está bajo, puede abastecer de agua a toda la ciudad.
Lo que faltó fue construir sistemas de bombeo para la red de Meléndez,
tal como sí lo tienen la red de Río Cali y la de Siloé”, señala el Personero.
De hecho, el gerente de Emcali, Ramiro Tafur, descarta que la zona
plana de Cali (el 70% de la ciudad), vaya a tener racionamiento. “El río
Cauca tiene agua y las plantas están produciendo a su capacidad”,
asegura.
La planta Río Cauca consume 250 litros de agua por segundo y
la de Puerto Mallarino, 660 litros de agua por segundo. Ninguna de las
dos, reporta Emcali, ha tenido problemas para captar el agua.
El profesor Yesid Carvajal, de la Escuela de Ingeniería de Recursos
Naturales y del Ambiente de la Universidad del Valle, dice que los
problemas de abastecimiento de estas comunas obedecen a la falta de
ordenamiento del territorio.
“El Fenómeno del Niño no es un tema nuevo, ese evento climático es
predecible y se viene registrando desde hace varios años. Ahora nos
acordamos de la sequía, pero apenas todo esto pase, irá al olvido y en
unos tres o cuatro años volveremos a tener el mismo problema de
desabastecimiento de agua”, indica Carvajal.
El profesor asegura que en el caso de las invasiones, el Municipio
ha sido permisivo con los asentamientos ilegales debido a que no ejerce
la función de desalojo.
“Pero también es muy grave que construcciones con todos los trámites
municipales, como Altos de Santa Elena, no tengan agua. Eso lo único que
indica es que primero se construye y luego se mira como se llevan los
servicios”, enfatiza el experto.
Eso mismo reclaman los habitantes de esta urbanización, que tiene
un año de haberse entregado. Jaiver Amaya, residente del sector, dice
que aún si Emcali les pone el agua en esta época (la tienen día de por
medio), no les llega a todos porque los apartamentos no tienen sistemas
de bombeo. Por eso la gente ha tenido que destapar los hidrantes cuando
hay agua y llenar recipientes para poder hacer las labores del hogar.
Frente a la denuncia, el Gerente de Emcali dice que esos
apartamentos adolecen de tanques de almacenamiento de agua que regulen
el suministro para todas las familias.
El coordinador de proyectos de la firma Gandini y Orozco (firma que
hizo la gerencia técnica de Altos de Santa Elena), Carlos Mateus,
asegura que el proyecto fue diseñado y aprobado de acuerdo con los
parámetros y directrices de la prestadora de servicios públicos y su
construcción respondió a esos diseños. “El proyecto fue recibido a
satisfacción por parte de Emcali”, recalca.
Entre tanto, la jefe del grupo de Protección del Dagma, Luz Ángela
Forero, dice que no es recomendable construir un metro más de viviendas
sin antes tener solucionado el problema del agua.
“El temor de la gente de tener peores crisis con la
construcción de los 1.520 apartamentos es válido. Planeación Municipal
deberá garantizar, junto con Emcali, que haya agua para toda la gente
que vive allí y la que llegará”, asegura la funcionaria.
Pero el desabastecimiento también pasa por un problema grave y es el robo del agua.
Vecinos de La Reforma aseguran que el propietario de una finca vecina
a la planta de tratamiento perforó el tubo que lleva el agua potable de
la planta al tanque 15 y por la derivación se lleva entre 80 y 100
litros por segundo, (casi la mitad de lo que este lugar produce
actualmente). El robo, según dicen, lo ejecutan desde hace unos ocho
años.
El jefe del Área de Pérdidas de Emcali, Alejandro Ágredo, conoce el
tema e indica que ya se dio orden para sellar el tubo. Pero al cierre de
esta edición, el corte no se había realizado.
El gerente de Emcali, Ramiro Tafur, dice que de los 22.000 millones
de litros de agua que se producen al mes, sólo reciben pago de 10.000
millones de litros.
“El resto de agua se pierde, una razón es por causas técnicas (problemas
de fugas de la red de acueducto) y otra es por conexiones ilegales y
trampas en los contadores”, dice Ágredo.
Por fraudes en las acometidas, hidrantes, conexiones clandestinas,
obras públicas y construcciones privadas que no pagan el agua, se
pierden 1.200 millones de litros al mes.
En conexiones ilegales, de los asentamientos subnormales, se estima
que en la ladera, una familia toma 60.000 litros de agua al mes, cuando
tiene agua. Si la invasión es en la zona plana, el consumo es de 40.000
litros mensuales.
María Lilia Hidalgo, presidenta de la Junta de Acción Comunal de Las
Palmas I, dice que el Gobierno estigmatiza a la gente de la ladera.
“Aquí
los consumos son iguales a los de los demás caleños”. Ella muestra su
recibo: marcó nueve metros cúbicos (9.000 litros) en julio y tiene un
promedio de 15 metros (15.000 litros) en los últimos seis meses.
Fidelino Fernández, miembro del Comité de Servicios Públicos de la
Comuna 18 y habitante de Las Palmas, dice que la gente de la ladera que
no tiene agua legal está dispuesta a pagarla. “Entendemos que si los
demás pagan, nosotros también. Pero es Emcali el que nos tiene que hacer
la conexión”.