Para mantenernos informados
Lunes 22 de octubre de 2012
La ventana indiscreta: cómo se despide a un columnista
La salida de Daniel Pardo del portal Kien&Ke abre una ventana
indiscreta a la intimidad de los medios. De manera desordenada e
incompleta, vemos la pelea de los vecinos por la rendija de la persiana.
Es un lujo que tenemos que aprovechar: mañana volverán los escándalos
políticos, los comunicados de prensa y los premios de periodismo (esto
último,
literalmente). Mañana a esta hora ya nos habrán bajado de nuevo la cortina.
La
noticia es que Kien&Ke canceló el espacio de opinión de Daniel Pardo poco después de que él escribió una
columna sobre
la pérdida de independencia de varios medios por cuenta de la
publicidad omnipresente de Pacific Rubiales. Hasta ahí la cosa se ve
mal, pero si organizan los hechos, se darán cuenta de que es aún peor.
Los invito a que traten de abstraer este recuento en términos
generales. Piensen en la relación entre un columnista de opinión
cualquiera y el director del medio para el que escribe:
- El columnista envió la primera versión de la columna de opinión
aproximadamente a finales de septiembre. Normalmente, este tipo de
textos pasa sin filtro alguno del correo electrónico del receptor (el
editor o el asistente del director) al webmaster, que lo sube a la hora
indicada. Es el método tradicional de un medio impreso que, por ejemplo,
no se usa en La Silla Vacía, donde los autores tenemos una interfaz
para publicar sin intermediarios. (Así es: los blogueros podemos matar a
Juanita León de un infarto).
- María Elvira Bonilla, directora de Kien&Ke, interceptó la
columna en el camino, antes de que se publicara. Si habláramos de un
periódico diríamos que hizo parar la rotativa. ¿Por qué llegó la columna
a sus manos? Hay dos opciones no excluyentes: o porque el empleado que
recibió el texto alertó a la directora sobre el tema, o porque alguna de
las fuentes del columnista hizo lo propio.
- Por la
desafortunada aclaración de Bonilla, me inclino por la segunda opción. Dice:
“El
portal Kien&Ke tuvo acceso a un correo dirigido por el citado
periodista Héctor Mario Rodríguez al director de La W en el que le dice
lo siguiente…”. Lo que sigue es, al final de cuentas, irrelevante. O
Rodríguez o Julio Sánchez Cristo o los dos, alertaron a Bonilla. Y por
el
rechazo
de Rodríguez a la aclaración de Bonilla, pienso que debió ser Julio el
que hizo sonar el pito. Pardo contactó a Don Julio –sin respuesta– en el
proceso de reportería de la columna (es decir, antes de que mandara el
texto).
- Pardo accedió a corregir la columna después de una discusión con
Bonilla. Si habláramos de un periódico diríamos que, mientras tanto, la
edición se fue a imprenta sin su texto. Y pasaron varias días antes de
que viera la luz. Finalmente, el 11 de octubre estaba en línea el
escrito ‘
Pacific es Colombia’.
- Una semana después, tanto el subdirector de Kien&Ke, Harold
Abueta, como la directora, contactaron a Pardo para que enviara las “pruebas documentales”
de la columna. Según ellos, había una versión de una fuente que lo
contradecía. Ante la demora –o reticencia– del columnista en contestar,
prescindieron de sus servicios en menos de un día.
- Pero ojo: el correo que citan como justificación de la decisión se
dio, en realidad, en relación con el primer intento de columna (el
correo filtrado y descontexutalizado dice: “Julio. Daniel Pardo me contactó hace dos días porque está escribiendo un artículo para Kien&Ke…”.
Es decir, a finales de septiembre). Y lo cierto es que no conocemos –y
seguramente no existe– ninguna solicitud de rectificación ni nada
semejante.
Decía antes del recuento que la cosa se ve peor de lo que contaron
Blu Radio y
La Silla Vacía.
Les dejo tres reflexiones (y una nota al margen: que Néstor Morales se
haya animado con una historia tan espinosa es un beneficio inesperado
–algo así como una externalidad positiva– de la competencia):
La auditoría selectiva a las columnas de opinión. En
muchos medios de comunicación en el Mundo es común que las columnas de
opinión tengan un proceso de verificación (el ‘fact-checking’). En
Colombia es la excepción (se trata de un proceso costoso y dispendioso),
y como demuestra este caso –e incluso el de José Obdulio Gaviria en El
Tiempo– es un proceso arbitrario y aleatorio. Las reglas se inventan
después de la decisión. El acto de transparencia es adornar públicamente
una improvisación.
María Elvira Bonilla se inventó una auditoría cuando se encontró con
una opinión muy inconveniente, para ella, para su empresa o para
terceros –no sabemos–. El problema no era con la reportería (cuya
veracidad parece sólida y es, en este caso, un elemento secundario).
Pardo ya se había graduado como la pluma irreverente del medio y
Kien&Ke ya había jugado a ser mordaz e independiente. Había llegado
la hora de ordenar la arenera.
El poder de Julio Sánchez Cristo. Si tuviera que
apostar, pondría mis fichas en que Julio no va a decir nada sobre este
episodio ni mucho menos va a resultar señalado por alguno de sus pares.
Es entendible: los únicos que criticamos a este periodista somos los que
habitamos en los extramuros del poder mediático. De cualquier forma,
tal vez María Elvira Bonilla expuso involuntariamente una muestra de las
técnicas de duelo de Julio. Tal vez nos dejó ver un roto en sus medias.
El modo ‘control de daños’ de los medios. Cuando
cometen un error, los medios de comunicación entran en un modo perverso
del ‘control de daños’. En vez de limpiar los vidrios rotos y sacar la
basura, en vez de corregir y de acusar recibo, tapan el mugre con una
mano de pintura. Hay excepciones, pero son pocas. Y lo más sorprendente
es que creen que no nos damos cuenta.
Esta entrada ya se volvió un discurso. De hecho, le propongo a María
Elvira Bonilla que la tome como propia y la lea mañana, cuando hable en
la entrega del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, del cual es
la honorable presidente del jurado. No importa que el episodio que ella
protagonizó esté fuera de concurso.
Este es el articulo de la discordia:
Kien escribe
Pacific ES Colombia
Por: Daniel Pardo
No era un montaje. Las
imágenes de las condiciones infrahumanas en las que vivían y laburaban los trabajadores de Pacific Rubiales eran una realidad. Y
las denuncias del
senador Jorge Robledo también. La multinacional que llegó al país en
2007 para convertirse en un poder económico sin igual estaba, en el
2011, en el foco de atención.
Semana,
El Nuevo Siglo,
Dinero,
Kien&Ke y
El Espectador, entre otros, lo reportaron y le dieron micrófono a Robledo. La petrolera manejada por venezolanos quedó mal parada.
Y
respondió con una campaña publicitaria según la cual “Pacific es para
ti”. Rubiales inundó los medios con publicidad y, tal vez gracias a eso,
las noticias que seguía generando la petrolera empezaron a cambiar de
tono. Las investigaciones de los medios, en general, desaparecieron.
Quizá el caso más visible es el de
La W, dirigida por el
empresario/periodista Julio Sánchez Cristo. El director de
Primera Página, Héctor Mario Rodríguez, que
denuncióen esa emisora la presunta inflación de cifras de Pacific Rubiales, en 2011, y el supuesto matoneo judicial que
estaba sufriendo a cuenta de un pleito que tenía con la petrolera, en 2012, me dijo: “Pacific sabía que mi flanco de salida era
La W y buscaron cortar ese filtro con avisos”. En el archivo de
La W se
encuentran pocas noticias o investigaciones que cuestionan a la
petrolera después de que empezó la campaña según la cual “Pacific es
Colombia”.
Pero
había que seguir investigando. Son varios los episodios polémicos que
involucran a la petrolera: el bloqueo de las carreteras en el Meta; los
problemas de contratos con Ecopetrol; una indagación de la Dian a unos
de sus contratistas por evasión de impuestos; los aparentes desastres en
sus inversiones en BPZ Energy; las investigaciones de las
Superintendencia de Sociedades por la falta de claridad en la propiedad
de unas filiales; la contratación de innumerables
exfuncionarios públicos, cual devolución de favores; los fallidos
negocios en Papúa Nueva Guinea, donde aseguraron haber encontrado
petróleo y aparentemente no fue así. En fin: hay mucha tela que cortar y
los medios no han ni comprado las tijeras. El único que ha investigado,
Héctor Mario, fue demandado cuatro veces y es, según él, víctima de un
matoneo judicial.
En
general, los medios donde Pacific pauta ya no se refieren a la empresa
si no es para elogiarla o defenderla. No es que nieguen la realidad,
sino que no la investigan o la acomodan a favor de Pacific. El
vicepresidente Garzón no había terminado de publicar el
comunicado donde aseguraba que había una huelga en Campo Rubiales este lunes, y
Pacific ya
estaba en todos los
medios desmintiéndola. Y hace unas semanas
Bloomberg dijo
que una directora de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales le
había negado una licencia ambiental a Rubiales y ahí
estuvo La W, con rigor, para
acorralar a la funcionaria.
Las campañas publicitarias de Pacific en prensa no se reducen a
La W, así parezca. Historias
en
Kien&Ke como “
El factor humano de Pacific Rubiales” o “
El colombiano que pesa en Pacific Rubiales”
son publirreportajes pagados que se presentan como periodismo. Y así,
parecido, ocurre en otros medios impresos, radiales y televisivos.
Semana pagó un histórico
evento protagonizado
por prestigiosos periodistas del mundo entero con plata de Pacific y
ahora prepara un libro, también con el patrocinio de la empresa. ¿Cómo
van a hacer los medios en 2014 para reportar con transparencia el
vencimiento del contrato de Rubiales con el Estado?
El
periodismo depende, en parte, del dinero de los anunciantes. Al
negociar, empresarios y periodistas crean vínculos implícitos que
perjudican la información.
Ahí
están las
fotos de los altos ejecutivos de Pacific en los cocteles periodísticos.
Tal vez no sea una estrategia deliberada de Rubiales, sino una reacción
inconsciente de los periodistas/empresarios al ver que sus hijos comen
de la mano de la empresa; en cualquier caso, la pauta de la petrolera
parece haber tenido enormes efectos en la información que se publica
sobre ella.
Y
no solo porque los reportes que se publican son para celebrarle o
defenderla. Las notas que se publican para criticarla también se ven
perjudicadas por este fenómeno. En
Colombia,
lo que no sale en el periodismo informativo se publica en las columnas de opinión: ahí están las críticas de
María Elvira Samper,
Héctor Riveros,
César Rodríguez o
Razón Pública en
contra de Rubiales. Que son importantes, y tienen su punto. Pero sirven
poco, porque no son investigaciones. Y, según me dijo un
ejecutivo de Pacific, se basan en datos equivocados, porque los
columnistas —que no tienen responsabilidades informativas— no
verificaron sus números con la empresa. A punta de opiniones es muy
difícil.
La
relación entre los empresarios y los periodistas, cuya primera y más
obvia consecuencia son los empresarios/periodistas como Julito, es un
problema histórico del periodismo colombiano, donde los medios públicos,
que en otros países hacen de solución a esta situación, son
prácticamente inexistentes. Las investigaciones sobre los fraudes del
Grupo Grancolombiano, por ejemplo, casi quiebran a El Espectador en los ochenta. Y la denuncia de unas polémicas prácticas del Grupo Santo Domingo en
los noventa, por las que el Grupo retiró su pauta de la revista, fue un duro golpe económico para Semana.
Pacific
Rubiales ha hecho lo que ha querido con los grandes medios colombianos
porque los periodistas/empresarios que manejan la prensa se lo
permitieron. Pacific ES Colombia porque su llegada demuestra que en este
país la plata puede comprar lo que sea, incluso la verdad.
Cualquier
multinacional que llega a un país a invertir enormes cantidades de
capital aprovecharía semejante apertura de patas. Si los medios han
dejado de reportar las posibles irregularidades de Rubiales es porque
así lo
quisieron, no porque en su contrato con la empresa estuviese
estipulado.
“¿Acaso
quiere que rechacemos el dinero con el que le damos de comer a nuestros
hijos?”, me diría un periodista/empresario. Que la relación de la
prensa con los empresarios genere estrechos vínculos que perjudican la
objetividad de la información es inevitable. Pero que se sacrifique la
trasparencia por cuenta de morder pasito a quienes pautan es perjudicial
para colombianos, inversionistas extranjeros y trabajadores de Pacific.
La periodista Marta Ruiz me recordó, cuando hablamos de esto, la ya
legendaria tesis de The Economist: “la nueva objetividad está en la transparencia”. No en Colombia.
Comentarios en La ventana indiscreta
rodrivela
24 octubre - 9:24 am
En
este tema del periodismo independiente no es posible pensar en blancos o
negros sino en infinidad de matices - que van desde el periodista
arrodillado ante cinco centavos hasta el
brillante periodista que necesita ser pagado por alguien con quien
tiene que negociar - El llamado "Cuarto poder" no puede existir sin el
"Primer poder", el dinero, que en esta época es el nuevo dios ante el
cual sus creyentes se tienen que arrodillar. Sería interesante, sin
embargo, que este año los oferentes del Premio Nacional de Periodismo
aceptaran la renuncia de su presentadora María Elvira Bonilla porque no
fue capaz de disimular que es otra de las tantas seguidoras del buen
dios dinero. No la culpo porque la platica no deja de ser necesaria y a
veces es difícil alcanzarla con independencia. Pero la farsa está
destapada.
leonidas
24 octubre - 5:56 am
al contrario del amor verdadero la prensa se compra y se vende por un plato de lentejas
Karmavega
23 octubre - 6:08 pm
Transcribo de los comments colgados al confidencial donde KyK explica la salida de Pardo:
"troya2011
Soy Héctor Mario Rodríguez:
El 27 de Septiembre, a las
2 y 50 de la tarde tuve una conversación por correo electrónico con Julio Sánchez Cristo que según él mismo advirtió:
"Este es un correo privado,solo para confirmar que hemos ...".
No
reveló más detalles de su contenido porque respeto totalmente el
acuerdo propuesto por él. Curiosamente el correo llegó a manos de
ustedes en medio de la persecución judicial y la escucha inclemente a
mis conversaciones telefónicas, tras cuatro años de matoneo judical al
que he sido sometido por Pacific Rubiales. Ojalá ustedes revelen el
origen del e-mail así como trataron de exigir a Daniel Pardo que lo
hiciera con lo que escribió.
Flaco favor están haciendo a la libertad
de prensa, con lo que hicieron a Daniel Pardo y la forma en que tratan
de desembarrarla ahora, y para quedar bien con Pacific Rubiales.
Atentamente,
HECTOR MARIO RODRIGUEZ
MAali
Tomado de :