Este año van 511 incendios
forestales que han consumido 200 hectáreas. Detrás de algunos hay manos
criminales. Se requiere un convenio entre el Dagma CVC y Bomberos para
disponer de vigías y cuadrillas de bomberos forestales.
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Cinco
horas duró un incendio en El Mortiñal y Los Cristales, el lunes pasado,
que puso en peligro a viviendas y habitantes del oeste de Cali. Los
bomberos apagaron las llamas.
Aymer Álvarez | El País
Carmen Rosa Reinoso llegó a pensar por un momento que su rancho se
quemaría. Muy rápido, las llamas que empezaron en la falda del cerro
llegaron a la corona, rodearon El Mortiñal y corrían hacia el poblado
con la fuerza del viento. El fuego también se movía por el lado de Los
Cristales. Eran las 9:00 de la noche del lunes 20 de agosto. El
incendio parecía incontrolable, los vecinos salían de sus casas.
Después de cinco horas de labores, más de 20 bomberos lograron
cerrarle el paso a las llamas hacia las viviendas, cortando la
continuidad de la vegetación y empapando con agua el camino del
incendio. Empezando la madrugada del martes, Carmen Rosa seguía tragando
humo, pero respiró tranquila al saber que su rancho no se quemaría.
Incluso aplaudió a los bomberos junto a sus vecinos.
El 10 de agosto, habitantes de Brisas del Aguacatal fueron
sorprendidos por llamas de diez metros de altura en una amplia zona
verde, aledaña a sus viviendas, las cuales se iniciaron luego de que uno
de los vecinos arrojara una colilla encendida de cigarrillo a los
chamizos secos del rastrojo.
Días antes, el 6 de julio, otro incendio devoró ocho hectáreas de la
parte alta de Menga, en el sector conocido como Los Tanques, al noroeste
de Cali. Las llamas llegaron a pocos metros de las viviendas aledañas.
Además de los bomberos en tierra, fue necesaria la intervención de la
Fuerza Aérea con un helicóptero tipo bambi para arrojar agua desde al
aire al foco del incendio y crear un anillo húmedo a su alrededor que
evitara su propagación.
El fuego se ha vuelto este año más frecuente que nunca, tal vez por la vecindad del
fenómeno de El Niño, que ha secado el clima y elevado la temperatura. La vegetación está que arde.
John Fitzgerald Rodas, oficial del Cuerpo de Bomberos, señala que este año se han producido 511
incendios forestales
en la zona urbana y rural de Cali (ver gráfico), que han consumido
1.905.106 metros cuadrados de vegetación. Eso es como si se quemaran
todo el centro de Cali y sus alrededores, incluido los barios San
Nicolás, Sucre y la Merced, entre la línea férrea (Calle 25) y la Calle
5, y desde el río Cali (Carrera 1) a la Carrera 10.
O, lo que sería lo mismo, como si se prendieran 133 estadios de
fútbol como el Pascual Guerrero. La parte más afectada en la zona rural
es el corregimiento de La Buitrera, donde han ocurrido 29 incendios,
seguida de Los Andes, con 28 conflagraciones.
Pero a nivel urbano, hay partes como la Comuna 1, que han tenido 99
incendios. Son sectores como la vía al mar, Terrón Colorado, Vista
Hermosa y Aguacatal.
La Comuna 2 ha registrado 73 incendios este año. Los sectores más
afectados son Normandía, Santa Mónica, La Campiña, Chipichape y Altos de
Menga.
En lo corrido del año, julio ha sido cuando más han ardido los
cerros, con 45 emergencias. Pero en agosto ya van 23, una cifra mayor a
la de todo el mes de junio, cuando hubo 15 incendios.
De hecho, la CVC hizo saber que estos últimos meses han sido los más
calurosos del año y evidencian la entrada del fenómeno de El Niño, un
calentamiento ambiental que durará hasta el mes de marzo del próximo
año.
Sin embargo, y pese al azote del fuego, el 2012 no ha sido precisamente el año donde los cerros de Cali han ardido más.
Hace dos años por esta época, cuando el verano se hizo sentir con más
fuerza, en Cali se habían presentado 777 incendios forestales que
acabaron con cerca de mil hectáreas en los alrededores de Cristo Rey,
las Tres Cruces, el Cerro de la Teta, Golondrinas, Pance, La Betulia y
La Castilla, entre otros. Muchos son los mismos sectores que ahora se
vuelvan a prender.
De acuerdo al programa de seguimiento a incendios forestales de la
Universidad Autónoma de Occidente, en siete años, Cali había sufrido
5.198 emergencias, un promedio de 631 por año y se han quemado un número
similar de hectáreas. Eso quiere decir que el 15% de toda la zona rural
de Cali ha sido devastada por el fuego.
Javier González, jefe operativo de la Defensa Civil, dice que los
incendios también pueden originarse al dejar botellas de vidrio en zonas
secas que se recalientan con el sol e inician un fuego.
Pero no todos son incendios casuales. El teniente Alberto Hernández,
comandante operativo del Cuerpo de Bomberos, sostiene que “todos lo
incendios tienen un
origen humano, así sea con intención o no, y lo que más afecta es la quema de basuras o residuos solidos”.
Explica que cuando la gente quema basuras en Altos de Menga, Terrón
Colorado, La Cajita o Alto Aguacatal, como ha ocurrido, el fuego les
coge ventaja y termina en un incendio.
Pero no sólo eso. También puede haber otra intención. Álvaro del
Campo Parra, vicerrector académico de la Autónoma de Occidente y
director del proyecto de incendios, sostiene que “cuando hay una
conflagración cerca de la ciudad, con seguridad es la antesala a una
invasión”.
Eso es lo mismo que han denunciado algunos vecinos de El Saladito y
la vía al mar. Invasores profesionales estarían quemando el bosque para
promover nuevos asentamientos subnormales. La Secretaría de Gobierno de
Cali ha recibido ese tipo de denuncias. Y en la última semana destruyó
algunos cambuches levantados en esas zonas después de las quemas.